Una edición de Guitar Chat llena de pasión y precisión

En el episodio 85 de Guitar Chat, hablamos con Avi Shabat, fundador de Shabat Guitars, para conocer su recorrido desde sus comienzos como técnico de reparación en Israel hasta convertirse en un referente de la guitarra boutique en Los Ángeles. Sus instrumentos, hechos a mano con enorme atención al detalle, ya forman parte de los equipos de artistas como Justin Derrico o Dweezil Zappa.

“Solo haces lo que amas… juntando buenas personas, buena madera y buenas ideas. Esa es la fórmula.”

De un taller en Israel al reconocimiento internacional

Avi comenzó su camino en Israel, estudiando en la primera escuela de luthería del país, antes de mudarse a Los Ángeles para perseguir su sueño.

“Al principio solo quería tener un pequeño rincón donde construir una guitarra de vez en cuando.”

Tras pasar por varios talleres como aprendiz, decidió emprender su propio camino. Lo que comenzó como un sueño personal, poco a poco se convirtió en una marca reconocida, aunque él mismo todavía se define como “un constructor”.

“No sé si ya lo he asimilado… pero supongo que nos hemos convertido en una marca.”

Guitarras hechas a mano con propósito y carácter

Con un equipo reducido de cinco personas, Shabat Guitars mantiene una producción limitada, cuidada y profundamente artesanal. Todos en el taller son músicos, y eso se nota.

“No se puede contratar a cualquiera. Tienen que ser personas 100% apasionadas por la guitarra.”

Sus instrumentos no solo suenan bien, también llaman la atención en eventos como el NAMM Show, donde su booth fue uno de los más comentados.

Colaboración real con los artistas

Uno de los puntos fuertes de Shabat es su manera de trabajar con músicos: no como clientes, sino como colaboradores creativos.

“Con artistas como Justin [Derrico] o Dweezil [Zappa], saben exactamente lo que quieren—y nosotros lo llevamos a cabo.”

Un ejemplo es la guitarra de Justin, originalmente con pala tipo “snakehead”. Aunque Avi advirtió que podrían aparecer problemas de afinación con las cuerdas D y G, decidieron probarlo. Finalmente cambiaron a una configuración de seis clavijas en línea, lo que demuestra que funcionalidad y diseño deben equilibrarse.

Filosofía de crecimiento: sin sacrificar calidad

Shabat Guitars produce actualmente unas 300 guitarras al año y planea duplicar o incluso triplicar esa cifra en los próximos tres años—pero sin prisas.

“Puedes crecer rápido y perder calidad, o crecer lento y mantener el control. Nosotros preferimos lo segundo.”

Avi destaca la dificultad de encontrar buenos luthiers hoy en día, y por eso la calidad seguirá por encima de la cantidad.

Personalización como sello de identidad

Desde acabados relic hasta colores únicos y toques divertidos (como figuras de Lego ocultas dentro de la cavidad electrónica), cada instrumento refleja la personalidad del músico.

“No tenemos una carta de colores fija. Si quieres un color específico, lo hacemos.”

La libertad de diseño y la atención al detalle han convertido a Shabat en una marca para quienes buscan algo realmente suyo.

El papel de la madera y la construcción

Avi estima que entre el 50% y el 70% del tono de una guitarra proviene de la madera y la construcción, más allá de las pastillas.

“No es solo la madera. Es cómo se construye el mástil, la densidad del cuerpo, los trastes, el hardware… todo suma.”

También reconoce que hay guitarras pesadas que suenan increíble, aunque quizás se usen menos por pura comodidad.

De boutique a grandes escenarios

Las guitarras Shabat ya han sonado en el Hollywood Bowl, el Dodger Stadium, The Greek Theatre e incluso en el show de Jimmy Fallon.

“Ver nuestras guitarras en esos escenarios… eso es la guinda del pastel.”

Aunque muchos constructores temen crecer o delegar, Avi ha aprendido a encontrar el equilibrio para seguir evolucionando.


Conclusión: una marca que nació del amor por el oficio

La historia de Avi Shabat es la de una pasión transformada en marca. Desde su primera Tele estilo “snakehead” hasta ser el luthier de confianza de músicos internacionales, su trayectoria demuestra que la dedicación y la coherencia dejan huella.

“Es un legado. Y ver lo que hacen los artistas con nuestras guitarras… eso lo hace todo más que válido.”